Ajaw Aq’ab’al is the energy that the elders call the dusk and the dawn. It is that ray of light that illuminates the darkness, that brings clarity and illumination to our life, the light that teaches us, protects us, and guides us on the path, that is a spiritual awakening. Its power opens opportunities and often under its auspices unexpected challenges and changes arise, as it guides us towards new places, sometimes unknown, where we can find the transformation of our being and of our life experience. Its wisdom also allows us to find a light in the darkness, it lets us see within ourselves to recognize our fears and our darkness, to ignite our inner flame through its light. This Ch’umil connects us to the eternal present, it is the energy that opens with each morning a new opportunity to live, to do, to transform. Number 7 is a catalyst that impels us to move forward on the path of our life, it symbolizes the last step before reaching the summit.
We often look for enlightenment on the outside, we believe that we can find it through a relationship or through what we accomplish in the material world. But it is within us, it is by connecting with our essence, with the love that resides in us that we can find our light. Today the energies guide us in that inner search, they give us the tools for that spiritual awakening. Let us allow the light of Aq’ab’al to enter our being so that we can see the beauty within ourselves, so that we can perceive that we are complete beings, so that through its light we can ignite our own light and shine.
Ajaw Aq’ab’al es la energía que los abuelos llaman el amanecer y el atardecer; es ese rayo de luz que ilumina la oscuridad, que trae claridad e iluminación a nuestra vida, esa luz que nos enseña, nos protege y guía en el camino, que es un despertar espiritual. Su poder abre oportunidades y a menudo bajo sus auspicios surgen retos y cambios inesperados, pues nos guía hacia nuevos lugares, a veces desconocidos, en los que podemos encontrar la transformación de nuestro ser y de nuestra experiencia de vida. Su sabiduría también nos permite encontrar una luz en la oscuridad, nos permite ver en nuestro interior, reconocer nuestros temores, nuestras oscuridades y encender nuestra llama interior a través de su luz. Este Ch’umil nos conecta al eterno presente, es la energía que abre con cada mañana una nueva oportunidad de vivir, de hacer, de transformar. El número 7 es un poder catalizador que nos impele a avanzar en el sendero de nuestra vida, simboliza el último peldaño antes de alcanzar la cima.
A menudo buscamos la iluminación en el exterior, creemos que la podemos encontrar a través de una relación o de los logros que obtenemos en el mundo material, pero es en nuestro interior, es al conectar con nuestra esencia, con al amor que hay dentro de nosotros que podemos encender esa luz. Hoy las energías nos guían en esa búsqueda interior, nos otorgan las herramientas para ese despertar espiritual. Permitamos que la luz de Aq’ab’al entre en nuestro ser para que podamos ver la belleza que hay en nosotros, para que podamos percibir que somos seres completos, para que a través de su luz podamos encender nuestra propia luz y brillar.
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