Let us not forget how important our mind is in the creation of our reality.
Our thoughts are a powerful force, and when we hold them in balance, when we recognize them with awareness and they are connected to our creativity, our words, emotions and actions, they can deeply transform our lives.
My father, Elder Carlos Barrios, used to say that our mind is like someone trying to hold on to twenty horses at the same time. As soon as one is brought back, another is already heading in a different direction. That is how thoughts work, one leads to another, and it is hard to keep our focus. But it is right there, in that effort to be aware of them and guide them with clarity, that the space for creation opens.
This day invites us to cultivate a more conscious relationship with our mind. To pause throughout the day and take a moment to observe. Where is our mind? How are we thinking? Are we in balance and clarity or are we being pulled by stress or disconnection?
The trecena reminds us that simply observing ourselves, being aware of what is happening, is one of the ways to connect with our inner wisdom and magic. Returning to our center again and again can be one of our most powerful practices.
No olvidemos la importancia que tiene nuestra mente en la creación de nuestra realidad.
Nuestros pensamientos son una fuerza poderosa y cuando los sostenemos en equilibrio, cuando los reconocemos con consciencia y están conectados con nuestra creatividad, nuestras palabras, emociones y acciones pueden transformar nuestra vida de maneras profundas.
Mi papá, el Abuelo Carlos Barrios, solía decir que nuestra mente se parece a alguien que intenta sostener veinte caballos al mismo tiempo. En cuanto logra traer de vuelta a uno que se ha soltado, otro ya se ha ido en otra dirección. Así funcionan los pensamientos, uno lleva al otro y nos cuesta mantenernos enfocados. Pero justo ahí, en ese intento de ser conscientes de ellos y guiarlos con claridad, se abre el espacio para la creación.
Este día nos invita a cultivar una relación más consciente con nuestra mente, a hacer pausas durante el día y tener momentos de observación para ver ¿dónde está nuestra mente? ¿cómo estamos pensando? ¿estamos en equilibrio y claridad o nos estamos dejando llevar por el estrés o la desconexión?
La trecena nos recuerda que el simple acto de observarnos, de ser conscientes de lo que pasa, es una de las maneras de conectar con nuestra sabiduría y magia interior. Volver a nuestro centro una y otra vez puede ser una de nuestras prácticas más poderosas.