Aj is the power that brings us spiritual strength. This Ch’umil represents the pillars of inner force, it is the channel that connects us to the cosmos and earth, that unites us to the whole so that we can flow in synchrony with life. It is our spine, the structures of our body and of our home, it is the energetic foundation that sustains the essence of everything, that holds creation and our reality. Aj is the magical power and spiritual law, its energy expresses the force of sacred spaces, of our physical body as the altar of our spirit and as the tool that allows us to perceive, create, and experience reality. It is the triumph over all evil, the capacity we have to regenerate ourselves. Number 4 connects us to the wisdom that arises from the four directions and the four prime elements, to the knowledge that we possess in each of our manifestations; physical, mental, emotional, and spiritual.
Our being experiences life through the physical, mental, emotional and spiritual planes, each one of us is conformed by these manifestations; the elders say that these are our four bodies. Society has taught us the importance of nurturing the intellect, of working on our physical aspect, but for our being to be held by strong foundations we must also work on our emotions and our spiritual development. Let us remember that we are complete beings and that each part that forms us is important for our evolution, to find our center and balance. Today we can meditate under the light of a yellow candle to harmonize ourselves in each of the planes of existence.
Aj es el poder que nos da la fuerza espiritual. Este Ch’umil representa los pilares de fortaleza interior, es el canal que nos conecta al cosmos y la tierra, que nos une al todo para que fluyamos en sincronía con la vida. Es nuestra columna vertebral, las estructuras de nuestro cuerpo, de nuestro hogar, es los cimientos energéticos que sostienen la esencia de todo, que sostienen la creación y nuestra realidad. Aj es el poder mágico y la ley espiritual, su energía expresa la fuerza de los espacios sagrados, de nuestro cuerpo físico como altar del espíritu y como la herramienta que nos permite percibir, crear y experimentar nuestra realidad. Es el triunfo sobre toda la maldad, la capacidad que tenemos para regenerarnos. El número 4 nos conecta a la sabiduría que surge de las cuatro direcciones y de los cuatro elementos primigenios, al conocimiento que poseemos en cada una de nuestras manifestaciones; físico, mental, emocional y espiritual.
Nuestro ser experimenta la vida a través del plano físico, mental, emocional y espiritual, cada uno de nosotros está conformado por estas manifestaciones; los abuelos dicen que estas son nuestros cuatro cuerpos. La sociedad actual nos ha enseñado la importancia de alimentar el intelecto, de trabajar en nuestro aspecto físico, pero para que nuestro ser esté sostenido por cimientos fuertes debemos trabajar también en nuestras emociones y nuestro desarrollo espiritual. Recordemos que somos seres completos y cada parte que nos conforma es importante para nuestra evolución, para encontrar nuestro centro y equilibrio. Hoy podemos meditar bajo la luz de una vela amarilla para armonizarnos en cada uno de los planos de existencia.
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